Cuadernillos de la Campaña Sin Maíz no hay País. No. 1

Cuadernillos de la Campaña Sin Maíz no hay País. No. 1

¿SABÍAS QUE EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN ES UN DERECHO CONSTITUCIONAL DESDE EL 13 DE OCTUBRE DEL 2011?

¿Quiénes somos?  Y  ¿Qué proponemos?

En la Campaña nacional Sin Maíz no hay País afirmamos que es necesario salvar al campo para salvar a México, estamos convencidos que la mejor forma de afrontar la crisis que atravesamos es fortalecer la pequeña y mediana producción agropecuaria. Nuestra lucha es por el rescate del campo y por la valorización del trabajo de las familias campesinas.

La Campaña Nacional en Defensa de la Soberanía Alimentaria y la Reactivación del Campo Mexicano Sin Maíz no hay País, nació en junio del 2007, impulsada por más de 300 organizaciones campesinas, indígenas, urbanas, de consumidores, grupos ambientalistas, de mujeres, de derechos humanos, representantes de la cooperación internacional, intelectuales, artistas, científicos, estudiantes y ciudadanos de a pie, de casi veinte estados de la República Mexicana.

Luchamos para alcanzar la soberanía alimentaria fortaleciendo la producción campesina mediante políticas públicas favorables y un proyecto alternativo para el campo y el país, incluyente, justo, sustentable y solidario.

Hoy más que nunca: Pon a México en tu boca.

Nuestra alimentación está en grave riesgo por la crisis alimentaria mundial y la catástrofe ocasionada por las heladas en el norte del país y las inundaciones del sureste mexicano. Millones de hectáreas de siembra y más de un millón de cabezas de ganado se han perdido, y con ello millones de toneladas de alimentos: el 55% de las siembras de maíz y frijol; y por falta de semillas dejarán de sembrarse 400 mil hectáreas de riego. Miles de campesinos y jornaleros están sin ingresos ni trabajo y se ha encarecido la comida. El país está encendido: inseguridad, feminicidios, militarización y corrupción.

Hombres y mujeres del campo y la ciudad estamos siendo afectados; campesinos, consumidores, contribuyentes, toda la economía nacional. Un desastre que anuncia hambre y desnutrición, verdaderas amenazas para la salud pública y la seguridad nacional.

Mientras exista hambre e inseguridad alimentaria habrá injusticia; en cambio, mientras haya campesinos y campo habrá esperanza. El cambio viene desde abajo, desde los pueblos. Si aseguramos alimentos para el pueblo de México, nuestro país será otro.

CAMPAÑA NACIONAL SIN MAÍZ NO HAY PAÍS

Llama hoy nuevamente a ­Poner a México en tu boca­ para recuperar al campo mexicano como nuestra fuente de alimento y de sustento, con la certeza que ésta es parte de la solución al grave problema de inseguridad nacional.

Es tiempo de ejercer nuestro derecho a una alimentación suficiente y sana, con productos frescos cultivados por campesinos e indígenas, quienes además de comida, nos dan agua, aire, bosques y cultura.

Convocamos a todas las mexicanas y mexicanos a defender desde nuestras regiones al campo y los campesinos, y a exigir:

  • Que la producción nacional abastezca el mercado interno de alimentos básicos en vez de depender de importaciones de comida. Por lo que urgimos la renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN.
  • Apoyo y fomento a la agricultura campesina y reconocimiento a sus aportaciones productivas, económicas, ambientales y culturales.
  • Políticas públicas de desarrollo sustentable y con un Estado responsable.
  • Prohibir la siembra comercial de maíz transgénico, e impedir el control de la producción y comercialización de los productos agropecuarios básicos por empresas transnacionales.
  • Prohibir el uso alimentos -como el maíz- para producir combustibles.
  • Eliminar monopolios alimentarios y prohibir publicidad engañosa en alimentos y bebidas chatarra. Los consumidores debemos ejercer nuestro derecho a decidir qué queremos comer.
  • Exigibilidad y justiciabilidad del Derecho a la Alimentación como un derecho fundamental del todos los mexicanos que se elevó a rango constitucional en el 2011.
  • Que se respete el patrimonio territorial de las comunidades y pueblos rurales de campesinos y comunidades indígenas ante el acoso de los megaproyectos de inversión.
  • Que se respete la vocación social de la tierra ­ejidos, tierras comunales y pequeña propiedad- y se detenga la actual Reforma Agraria que atenta contra la forma de producción, consumo y de vida de los campesinos e indígenas.
No al Maíz transgénico en México

Sólo los dones del espíritu nos pueden salvar del terremoto que amenaza la condición humana, la crisis de toda una concepción del mundo y de la vida. Resistir al poder de la robotización, recuperar los afectos, el gozo, el diálogo, la imaginación, la fe en nuestro destino, la belleza. Inventar un nuevo humanismo.
- Ernesto Sábato -

Maíz y Libertad

La sequía y el hambre son evidencias de la crisis del sistema alimentario del país, y del modelo económico y social desarrollado por los gobiernos priístas y panistas, incapaces de prevenir éstas y otras tragedias. No hay respuestas simples a esta situación, y si queremos soluciones de largo aliento poniendo la mirada en el 2030, habrá que analizar lo ocurrido en México en las tres últimas décadas.

POBREZA ALIMENTARIA Y MALA NUTRICIÓN

  • Cada año mueren ocho mil mexicanos por desnutrición.
  • Según censos oficiales recientes, hay 52 millones de pobres en el país, 11 millones viven en pobreza extrema, cinco millones de niños padecen hambre y de éstos un millón está desnutrido.
  • La inseguridad alimentaria afecta a 28 millones de mexicanos. La mitad de la población de cerca de 334 municipios -principalmente indígenas- está en pobreza extrema, con hambre, viviendo en pésimas condiciones, es decir, sin agua, luz drenaje, piso firme, y sin acceso a educación y servicios de salud.

¿Por qué vivimos al borde de la hambruna, si desde hace 30 años se dice que la balanza de la producción agropecuaria alcanza para que cada habitante del país puede consumir diariamente lo suficiente para vivir (3,200 kilocalorías)?

Si eso fuera cierto no habría pobres ni desnutrición en México desde 1990. ¿Qué pasa entonces?

Pues que nuestros gobiernos príistas y panistas en lugar de preocuparse por el bienestar de la población y por garantizar el derecho al acceso de una alimentación suficiente y saludable para todas y todos los mexicanos, renunciaron a nuestra soberanía y seguridad alimentarias, optando por fortalecer la importación de comida, en vez de apoyar al campo y los campesinos mexicanos en su tarea de producir alimentos para México.

Las políticas económicas de los gobiernos de las últimas décadas, profundizaron la desigualdad económica y acentuaron la concentración de la riqueza en pocas manos. Un modelo de desarrollo nacional que significó despojo a las comunidades de sus recursos naturales, explotación desmedida y depredadora por parte de capitales nacionales y trasnacionales del agua, los suelos, los bosques, y recientemente del petróleo de nuestro país; y que trajo desempleo creciente en el campo y las ciudades, migración forzada, y rápido aumento de la pobreza rural y urbana.

Las promesas de los gobernantes de que finalmente el crecimiento económico a la larga beneficiaría a todo el pueblo mexicano, no sólo fue una mentira, sino que este modelo de desarrollo resultó una fábrica de pobres, que además ha costado la vida a un millón 300 mil niños mexicanos.

  • Si seguimos por este camino, tardaríamos casi un siglo en abatir la desnutrición infantil en zonas indígenas y campesinas, y en zonas urbanas marginadas.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 documenta más desnutrición infantil en la población beneficiaria del Programa Oportunidades que en la no beneficiaria con el mismo nivel socioeconómico. Lo mismo se reporta en las Encuestas Estatales de Alimentación y Nutrición en el Medio Rural y en la Encuesta Nacional de Calidad de Vida del 2002.

¿Cómo es posible que estén igual de pobres, y peor de desnutridos los que reciben dinero del gobierno y los que no lo reciben? Aunque el programa Oportunidades beneficia a 6 millones de familias; el dinero no luce.

  • En primer lugar, porque este apoyo no se acompaña de otras políticas sociales que mejoren las condiciones de vivienda, salud, educación;
  • En segundo lugar estos programas asistenciales no erradicaran la pobreza, mientras no se impulsen estrategias de estímulo y fomento a la producción campesina de alimentos.
  • Finalmente si realmente se busca una buena nutrición, no basta dinero regalado para comprar alimentos caros, también se requiere acceso a agua limpia, a los servicios de salud de calidad, a energía barata y a un medio ambiente saludable.

El Estado genera desigualdad al destinar mínima inversión en servicios básicos en las zonas de mayor marginación; en los programas asistenciales como Oportunidades, no hay enfoque de género, y a las mujeres, quienes reciben este recurso, se les condiciona su entrega a realizar tareas que refuerzan sus roles domésticos que profundizan la desigualdad entre hombres y mujeres. Lo más frecuente es que con el dinero de Oportunidades se compren alimentos chatarra que enferman, desnutren y provocan el gravísimo problema de la obesidad, en vez de adquirir comida fresca y saludable.

  • Estamos en el peor de los mundos posibles: los daños metabólicos son más graves en adultos obesos que fueron niños desnutridos.
  • Hoy la epidemia de la obesidad en México afecta a un número mayor de pobres, al 70% de la población adulta del país.
  • En 2012, 250 mil mexicanos morirán por causas relacionadas con la obesidad como diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y tumores malignos la mayoría de ellos en condiciones de pobreza y sin acceso a servicios de salud.

La venta de alimentos chatarra ultraprocesados en México, se han disparado en proporción directa al daño causado en la salud de la población.

  • Actualmente tales ventas ascienden a 800 mil millones de pesos anuales.
  • Mientras que el gasto del tratamiento paliativo de enfermedades asociadas a la obesidad, aumentó de 35.4 a 67.3 miles de millones de pesos entre 2000 y 2008, y en 20 años se necesitaran 300 mil millones de pesos anuales para este fin, monto desmesurado e imposible de ser financiado.

Según los parámetros del desarrollo económico mundial y en función del crecimiento económico potencial y de la estructura poblacional, en el año 2030 México estaría en condiciones de ser un país plenamente desarrollado. Pero cada día se reduce más esta posibilidad, porque la mala nutrición cancela todo futuro saludable para una generación que llegará a la edad productiva, enferma, y con limitaciones para construir ambientes sustentables de bienestar social.

CAMPO Y MODELO ECONÓMICO

El modelo de mercado alimentario actual nos somete a la importación de comida, y nos hace depender de empresas trasnacionales vendedoras de alimentos chatarra, perdiendo nuestra soberanía alimentaria y renunciando a procurar el bienestar de los mexicanos.

Iniciamos la década de los 90 con una crisis alimentaria, económica, laboral, climática, y las políticas públicas implementadas ni ayudaron a salir del bache ni favorecieron el crecimiento ni permitieron a los mexicanos adquirir a menor precio lo que necesitaban. Así, con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), el gobierno mexicano abrió las fronteras al mercado internacional en las peores condiciones, con inflación y bajos salarios, provocando el derrumbe de la producción agropecuaria nacional, y principalmente de los granos básicos –como el maíz y el frijol, la base de una alimentación saludable- que durante mucho tiempo fueron abastecidos por el campo y los campesinos.

Los países desarrollados protegen su soberanía alimentaria, destinando apoyos y subsidios directos a los productores del campo, pues el alimento de su población no puede condicionarse a las fluctuaciones de la oferta y la demanda del mercado, a la especulación, ni a los agronegocios, de manera que los gobiernos legislan, fomentan, implementan medidas para que haya alimentos suficientes y la gente disponga siempre de comida.

Si padecemos una crisis alimentaria en México es porque los gobiernos priistas y de la alternancia panista apostaron a un modelo económico basado en la importación de alimentos y en la exportación de manufacturas y petróleo, y que no trajo sino dependencia alimentaria, pobreza, desempleo y una migración creciente.

De continuar estas políticas en 20 años estaremos importando el 80% de lo que necesitamos comer. Por esto es urgente impulsar cambios sociales, políticos, económicos y de conducción del país, que:

  • le devuelvan al campo la capacidad productiva que perdió en los últimos 30 años,
  • frenen la migración desmedida, pues de lo contrario el vendaval del descontento generalizado amenazará la frágil estabilidad social.

Urge una política genuina a favor del campo, incluyente de los sectores campesinos de todo el país, y de fomento productivo que nos permita recobrar soberanía alimentaria.

DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

La modificación en 2011 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo cuarto para elevar el derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad a rango constitucional, en vinculación con la modificación del artículo 27, deberá garantizar este derecho mediante el desarrollo rural integral y sustentable.

La garantía del derecho a la alimentación exige vigilancia permanente de los factores que afectan la nutrición, y que tienen que ver con disponibilidad, acceso y consumo de los alimentos que a su vez dependen de la producción, importación y abasto de éstos. También resultan determinantes el ingreso económico y el nivel educativo de la población, así como la orientación alimentaria y nutricional a los consumidores, para contrarrestar la publicidad de alimentos chatarra.

Esta reforma es muy relevante para la construcción de una política de Estado, profunda y de largo plazo que garantice el acceso a la alimentación, la seguridad alimentaria y nutricional del pueblo de México, que se oriente a recuperar la soberanía alimentaria, la valoración de las agriculturas campesinas e indígenas y la puesta en marcha de estrategias y acciones para la efectiva realización y exigibilidad del derecho humano a la alimentación.

PAPEL DE LA POLÍTICA PÚBLICA

En el ámbito de la alimentación y nutrición se requiere de un Estado que planee, intervenga, promueva, elabore, articule y desarrolle una Estrategia integral y un Programa Nacional de Alimentación y Nutrición vinculando acciones e instituciones, y definiendo prioridades en materia de alimentación, nutrición, asistencia social, producción, distribución y consumo de alimentos, con base en un modelo de bienestar para el desarrollo pleno de capacidades y con la máxima protección a los derechos humanos.

Los efectos de políticas alimentarias debe evaluarse conforme a resultados, con indicadores directos para vigilar la desnutrición y la obesidad, el control de las enfermedades, los ambientes saludables, el desarrollo humano y en general el bienestar.

QUÉ HACER

México cuenta con la plena capacidad técnica y económica para abatir la desnutrición infantil, pero se requiere articular todos los esfuerzos para construir un nuevo modelo basado en políticas integrales enfocado a alcanzar el máximo bienestar de las personas.

  • Enfrentar este sistema alimentario de productos chatarra costosos con impuestos y un marco regulatorio en publicidad que en nada benefician a la economía nacional y combatirlo radicalmente, es el primer paso para transformarlo de raíz, y avanzar hacia otro que apueste por una vida saludable de personas bien nutridas.
  • La construcción de un sistema alimentario diferente y sano, supone fortalecer y ampliar el mercado interno a través de una canasta básica de alimentos mexicanos y asegurar su disponibilidad y acceso basado en la producción agrícola propia y en el desarrollo rural sustentable.
  • Establecer una agenda ciudadana para el ejercicio de la exigibilidad y la justiciabilidad del derecho a la alimentación, crear un frente ciudadano con la capacidad de supervisar la ejecución de las políticas y de sancionar la incapacidad de proteger la salud alimentaria de los responsables
  • Definir como ejes estratégicos de la economía nacional, tanto la producción y control nacional de los energéticos por parte del Estado mexicano, como el fomento y la protección estatal a la producción campesina de alimentos.
  • Promover la integración armónica del campo y la ciudad a través de la defensa de los mercados y plazas donde se recupere el consumo solidario y la riqueza multicultural de todas y todos los mexicanos.

La Campaña Sin Maíz No Hay País necesita sumar personas entusiastas y comprometidas con la alimentación sana, la riqueza y diversidad biológicas, el campo y l@s campesin@s, la cultura indígena, así como la soberanía alimentaria.

Súmate

www.sinmaiznohaypais.org

La campaña nacional, Sin Maíz no hay País, (2012, 08). Cuadernillos de la Campaña Sin Maíz no hay País. No. 1. Permacultura.org.mx
www.permacultura.org.mx/reporte/cuadernillos-de-la-campana-sin-maiz-no-hay-pais-no/


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